Tengo el privilegio de vivir en Suecia, es un país adelantado en todo los aspectos, hermoso y organizado así que creo conocer ciertos hábitos de consumo del gentilicio sueco.
Lo primero es que disfrutan y cuidan de sus entornos ya que son amantes de la naturaleza, se alimentan bien desde que son pequeños y son muy sencillos a la hora de hacer compras en el supermercado.
Rara vez veo personas con sobrepeso, pero como en todo hay excepciones que se basan en el ritmo de vida y el estado de salud.
Los suecos suelen usar el transporte público que es limpio y puntual, por ello caminan distancias moderadas desde la estación del tren hasta los buses y estacionamientos donde dejan sus vehículos, también usan mucho las bicicletas -incluso en invierno-, al salir de las estaciones de transporte público se observa gran cantidad de ellas. Entonces las personas además de pasar gran parte del día moviéndose, se bajan del tren o del metro para continuar su camino a casa pedaleando. Y no solo eso, los gimnasios y centros de entrenamiento físico se han convertido en un artículo de primera necesidad así como los centros deportivos que incluyen piscinas e instalaciones completas (en parte a causa del clima).
Acá es obvia la clave:” ¡Movimiento!”
El estilo de vida sedentario no forma parte de la idiosincrasia sueca, la longevidad es una característica intrínseca del colectivo promedio y es mucho lo que se puede aprender de ellos en cuanto a movilidad y alimentación, también desde el punto de vista cultural, económico, social y político -pero ese es otro tema-.
En Suecia casi nunca escuchas a alguien hablar de dieta o de alimentos endulzados artificialmente, al menos no es el punto focal en una conversación casual.
Comen un poco de todo, incluso papas (patatas) que son parte de la dieta cotidiana, lejos de ser vistas como el enemigo a vencer son el complemento ideal de muchos platos tradicionales.
Deduzco que el problema del sobrepeso, no está causado únicamente por la implementación de criterios nutricionales sino que son, la mayoría de las veces, consecuencia de la acción coordinada y del dinamismo, así como de la inactividad y la indiferencia, de igual forma no se puede negar que muchas veces no encontramos información de calidad.
Es evidente que todo se resume en la forma de vivir balanceadamente, entre lo que comen y lo que consumen (queman).
Generalmente las porciones no son frugales ni exageradas sino justas para satisfacer al comensal, se come mucha ensalada (muy popular la ensalada con camarones), algo de pan y las bebidas de dieta no dominan los mostradores de las tiendas de comestibles, no hay “refill gratis” ni siquiera en las cadenas de comida rápida.
Estas apreciaciones constituyen claros indicios de lo que es vivir en forma balanceada y saludable.